Algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson y otro trastorno neurodegenerativo relacionado, la parálisis supranuclear progresiva (PSP), han sido considerados por los médicos como intratables durante década. Pero ahora los científicos han descubierto que pueden ser tratados de manera eficaz, según comunicó la Universidad de Cambridge este 17 de mayo.
El fármaco que habitualmente se administra a los pacientes con el párkinson para mitigar sus efectos es la dopamina, una hormona producida en el cerebro humano que hace la función de neurotransmisor. Los investigadores recomiendan sustituir o combinarla con otra hormona que haga la misma función, como es noradrenalina, segregada por otro tramo del tejido cerebral.
Para establecer qué sustancia sería clave para el tratamiento y elegir el plan de medicación es relevante la herramienta que escanea el cerebro y detecta las regiones más afectadas. Con este fin se suele usar la tomografía por resonancia magnética, pero desde Cambridge señalan que la mayoría de los tomógrafos no tienen la potencia suficiente para detectar cambios diminutos en una región que mide varios milímetros.
La sugerencia de los científicos es recurrir a los escáneres con un campo magnético más fuerte: 7 teslas de intensidad de flujo magnético (7T) en lugar de los habituales 3T o incluso menos de esta cifra. Así se puede ver el área llamada locus cerúleo, o también ‘mancha azul’, del paciente. Esta se sitúa en el tronco cerebral, por debajo de los hemisferios y “es muy importante para la función cerebral”, según comentó el profesor James Rowe, quien dirigió el estudio.
Una investigación anterior llevada a cabo por el equipo de Rowe en cerebros de personas muertas a causa de enfermedades neurodegenerativas reveló que algunas de ellas habían perdido hasta el 90 % del tejido productor de noradrenalina. Seguir el patrón de tratamiento comúnmente aceptado y recetar dopamina a estos enfermos habría sido inútil, mientras que medicarlos con la hormona que realmente les faltaba podría haber sido una solución.
Las enfermedades cerebrales progresivas no solo afectan los movimientos corporales sino también el estado de ánimo y las funciones cognitivas como el pensamiento, la atención, el lenguaje, el aprendizaje, la memoria y la percepción. Para recuperarlas, el equipo sugiere administrar noradrenalina siempre que la mancha azul se quede sin las neuronas productoras. Y en este sentido, como destaca Bloomberg, los escáneres más potentes dan esperanza a este grupo de pacientes.