136 futuros médicos inician una nueva etapa con la investidura de la bata blanca
El Teatro Gracia Pasquel de la Universidad Autónoma de Ciudad Juarez (UACJ) fue el escenario donde, esta mañana, 136 estudiantes de la carrera de Médico Cirujano vivieron uno de los momentos más significativos de su trayectoria: la ceremonia de investidura de la bata blanca.
Entre los asistentes se encontraba Daniela Figueroa Romero (foto de portada), una joven que, entre risas y lágrimas, compartió la profundidad de este día.
“Es un mar de emociones; jamás imaginé llegar hasta aquí. Han sido años de esfuerzo, noches sin dormir, momentos de duda y sacrificios, pero también de aprendizajes que me han transformado”.
Daniela, como muchos de sus compañeros, enfrentó desafíos únicos. Los 10 semestres que exige la carrera se alargaron a 13 debido a la pandemia. Sin embargo, cada obstáculo superado le dejó lecciones que hoy valora sobremanera.
“Espero aprender de lo bueno y de lo malo. Desechar lo que no sirve y quedarme con lo que realmente me construya como profesional y como ser humano”.
El doctor Barac Angulo, jefe de Función de Servicio Social, explicó que este acto simboliza el compromiso de los estudiantes con los valores éticos y humanos de la profesión médica.
“Es un rito de paso. La bata blanca no es solo una prenda, es el símbolo de una nueva responsabilidad: la de enfrentar el mundo real, los pacientes y sus historias”.
A partir del 11 de diciembre, cada estudiante conocerá su asignación para el internado, que se llevará a cabo en hospitales como el General, el IMSS, el Centro Médico de Especialidades y el Hospital Militar, entre otros.
Durante un año, pondrán en práctica los conocimientos adquiridos en un entorno donde las lecciones trascienden lo académico.
Para Daniela, uno de los momentos más difíciles será despedirse de la convivencia diaria con sus compañeros. “Extrañaré esas risas y apoyo mutuo, porque ahora enfrentamos una realidad distinta, con más responsabilidad. Aquí se pondrá a prueba todo lo que hemos aprendido, especialmente nuestra ética”.
Al finalizar la ceremonia, los nuevos internos celebraron rodeados de sus familias, quienes han sido pilares fundamentales en su recorrido.
Entre abrazos y fotografías, el ambiente se llenó de música tradicional mexicana interpretada por un mariachi que encendió los corazones de los asistentes.
Este día no solo marca el cierre de una etapa académica, sino el inicio de un camino que exige valentía, dedicación y empatía.
Para Daniela y sus 135 compañeros, la bata blanca es mucho más que un uniforme: es el recordatorio de que los sueños, por más lejanos que parezcan, siempre están al alcance cuando se lucha con pasión.