Con apoyo de agentes antimotones, autoridades de los tres niveles de gobierno desalojan esta mañana a cerca de 600 migrantes venezolanos que estaban acampando en el bordo del Río Bravo.
Frente a decenas de agentes estadounidenses, los migrantes fueron sacados de sus carpas por los policías municipales, entre gritos de adultos y niños que pedían no ser retirados.
Durante el operativo migrantes prendieron fuego a al menos a dos carpas, mientras que agentes les gritaban a otros que se fueran ya “sino será peor”.