El papa Francisco afirmó que la guerra en Ucrania es una derrota para la humanidad y está causando víctimas no solo en ese país sino “de forma generalizada e indiscriminada” para todo el mundo, en el mensaje para la Jornada de la Paz que fue publicado hoy.
En el mensaje para esta jornada que la Iglesia católica celebra el 1 de enero y que en esta ocasión lleva el título: “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz”, Francisco lamentó que “en el momento en que nos atrevimos a esperar que lo peor de la noche de la pandemia había sido superado, un nuevo y terrible desastre se abatió sobre la humanidad”.
“Fuimos testigos del inicio de otro azote: una nueva guerra, en parte comparable a la del COVID-19, pero impulsada por decisiones humanas reprobables”, escribe el papa en el texto.
Francisco advirtió además de que la guerra en Ucrania “se cobra víctimas inocentes y propaga la inseguridad, no sólo entre los directamente afectados, sino de forma generalizada e indiscriminada hacia todo el mundo” y que “también afecta a quienes, incluso a miles de kilómetros de distancia, sufren sus efectos colaterales, basta pensar en la escasez de trigo y los precios del combustible”.
Y lamentó que “ciertamente, esta no es la era post-COVID que esperábamos o preveíamos. De hecho, esta guerra, junto con los demás conflictos en todo el planeta, representa una derrota para la humanidad en su conjunto y no sólo para las partes directamente implicadas”.
Pues, agregó, “aunque se ha encontrado una vacuna contra el COVID-19, aún no se han encontrado soluciones adecuadas para la guerra. Ciertamente, el virus de la guerra es más difícil de vencer que los que afectan al organismo, porque no procede del exterior, sino del interior del corazón humano, corrompido por el pecado”.
Para Francisco ha llegado el momento de evitar “buscar solo protegernos a nosotros mismos” y “es hora de que todos nos comprometamos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común”.
Y para lograr esto y vivir mejor después de la emergencia del COVID-19, destacó “no podemos ignorar un hecho fundamental: las diversas crisis morales, sociales, políticas y económicas que padecemos están todas interconectadas, y lo que consideramos como problemas autónomos son en realidad uno la causa o consecuencia de los otros”.
Por ello, el pontífice argentino llamó a “afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión” y entre ellos instó, entre otros, a “retomar la cuestión de garantizar la sanidad pública para todos; promover acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras”.
Así como “hacer frente al cambio climático; luchar contra el virus de la desigualdad y garantizar la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades”, añadió.
También abogó por que se realicen “políticas adecuadas, la acogida y la integración, especialmente de los migrantes y de los que viven como descartados en nuestras sociedades”.
“Solo invirtiendo en estas situaciones, con un deseo altruista inspirado por el amor infinito y misericordioso de Dios, podremos construir un mundo nuevo” y “alcanzar la paz”, concluyó Francisco.