La tradición de romper la piñata llegó a México en el año 1586 (siglo XVI), cuando los frailes agustinos de Acolman de Nezahualcóyotl, en lo que actualmente es el estado de México, cerca de la zona arqueológica de Teotihuacán, recibieron la autorización del Papa Sixto V para celebrar las llamadas “misas de aguinaldo”, que más tarde se convertirían en lo que actualmente conocemos como posadas.
Los dulces, golosinas y la fruta —tejocotes, cañas, jícamas— que se encuentra dentro de la piñata representan las riquezas del reino de los cielos, por lo tanto la enseñanza que se acompañaba con fe y una sola virtud, podía vencer el pecado y recibir todas las recompensasdel cielo, señala el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera del Gobierno de México.
En la actualidad, las posadas hacen referencia a la peregrinación que María (la Virgen) y José realizaron para llegar a Belén, nueve días antes del nacimiento de Jesús, de acuerdo con la religión católica.
Durante el recorrido, María y José buscaron un lugar donde quedarse y pasar la noche, lo que da origen al término de “pedir posada” (refugio).
Las posadas navideñas comienzan cada 16 de diciembre y la última se celebra el 24 de diciembre, previa al día del nacimiento de Jesús.