La expresidenta interina Jeanine Áñez fue condenada a 10 años de cárcel el viernes por haber asumido ese cargo durante la crisis política de 2019 en Bolivia, en medio de violentas protestas que precipitaron la renuncia del mandatario Evo Morales.
Áñez fue procesada en juicio ordinario, acusada de incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución por la sesión del Congreso en la que, siendo Senadora, se proclamó Presidenta del país y con ello violentó procedimientos legales, según la acusación. La defensa dijo que apelará la sentencia.
Tras perder un referendo en el que se rechazó que volviera a postularse a la presidencia, Morales se candidateó a un cuarto mandato consecutivo, pero la misión de observación de la OEA consideró que las elecciones de 2019 habían sido fraudulentas, lo cual detonó un estallido social que dejó 37 muertos y obligó al político a dimitir y refugiarse en México.
El Ministerio Público y el Gobierno acusaron a Áñez de violentar los procedimientos legislativos en una acción planificada que calificaron de golpe de Estado. La defensa alegó que el vacío de poder generado por la renuncia y posterior huida de Morales y de su Vicepresidente habilitaron a Áñez a la sucesión en su calidad de segunda presidenta del Senado.
Tras cerrar los alegatos, el Tribunal de Sentencia escuchó el viernes a Áñez.