El gobierno de Gran Bretaña aprobó la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos para enfrentar cargos de espionaje.
El secretario británico de Interior, Priti Patel, firmó la orden de extradición, explicó el gobierno el viernes. La medida se produce luego de que un tribunal dictaminó que podía ser extraditado a Estados Unidos.
La decisión es un paso importante en la batalla iniciada por Assange hace años para evitar comparecer ante la justicia estadounidense. Pero no es necesariamente el final de la historia, ya que tiene 14 días para recurrir.
Assange es un programador australiano e inventor del sistema de archivos Rubberhorse, el cual es una herramienta de Linux que combina la encriptación y la esteganografía que sirve como protección a las organizaciones de derechos humanos que trabajan con datos sensibles. Desde su comienzo en el mundo de la informática se caracterizó por sus ideas subversivas.
En 2006 creó WikiLeaks, una plataforma a través de la cual difundió más de 90 mil documentos confidenciales del Pentágono y del Departamento de Estado que, se afirma, obtuvo al conspirar con la analista de inteligencia del ejército, Chelsea Manning para, en conjunto, hackear una computadora del Pentágono y acceder a información militar secreta sobre las guerras en Irak y Afganistán.
En sus inicios, WikiLeaks contaba con la colaboración internacional de matemáticos, sobre todo disidentes chinos que tenían en la mira a los regímenes represivos en Asia, el exbloque soviético, África subsahariana y Oriente Medio. Sin embargo, en realidad, la mayoría de las revelaciones fueron en contra de Estados Unidos.
Assange fue detenido inicialmente en 2010 en el Reino Unido a petición de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales, mismos que posteriormente fueron retirados. Desde entonces ha vivido en confinamiento. En un inicio como arresto domiciliario, después, desde junio de 2012 hasta abril de 2019, como refugiado en la embajada de Ecuador en Londres hasta que el país le retiró el asilo diplomático y fue arrestado por la policía británica y condenado a 50 semanas de prisión por la violación de sus términos de libertad condicional.
El gobierno de Estados Unidos ha luchando por lograr la extradición del australiano para juzgarlo por diversos cargos que incluyen pirateo informático, además de 17 cargos adicionales en virtud de la ley antiespionaje.
En una audiencia Assange declaró que se negaba a “someterse a una extradición por un trabajo periodístico que recabó numerosos premios y protegió a mucha gente”. También ha dicho que, dado que actuaba como periodista, está protegido por el derecho constitucional a la libre expresión.
Sus abogados y todos aquellos que lo apoyan argumentan que los cargos en su contra son un abuso de poder con motivaciones políticas y suponen un grave peligro para la libertad de prensa.