El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva rodeó con los brazos al papa Francisco y le dio un fuerte abrazo a su llegada el miércoles para lo que, según el Vaticano, fue una reunión “muy amistosa” entre dos viejos amigos.
El pontífice argentino parecía estar de muy buen humor cuando recibió a Lula por unos 45 minutos, días después de haber sido dado de alta del hospital tras someterse a una cirugía abdominal. De pie, Francisco le entregó a Lula una placa de bronce de una flor titulada “La paz es una flor frágil”. Francisco comentó al mandatario brasileño: “Estamos en un momento de guerra; la paz es muy frágil”.
Posteriormente, Lula se reunió con el arzobispo Edgar Peña Parra, el “sustituto” venezolano en la Secretaría de Estado. De acuerdo con un comunicado emitido por el Vaticano, los dos hombres discutieron cuestiones sociopolíticas regionales así como la promoción de paz, la lucha contra la pobreza y la desigualdad y el respeto por los pueblos indígenas y la protección al medio ambiente.
La reunión se produjo en medio de un agitado día para Lula en Roma, que incluyó reuniones con el presidente italiano, con la primera ministra del país y con el alcalde de Roma, así como con el líder de la oposición de centro-izquierda.
Lula estuvo acompañado en el Vaticano por su esposa, que le entregó al papa una estatua de “Nuestra Señora de Nazaret”. Lo invitó a Brasil en octubre para una celebración en su honor en Belén, en el estado de Pará, en el centro de la selva tropical de la Amazonía, de acuerdo con reportes.