Científicos estadounidenses localizaron vestigios de los incendios forestales más antiguos jamás detectados gracias a depósitos de carbón vegetal que tienen más de 430 millones de años, en Gales y Polonia. Aparte de representar un grave problema en la actualidad en varias partes del mundo, las llamas que consumen áreas silvestres han formado parte de los procesos naturales de la Tierra desde hace cientos de millones de años, sin ninguna intervención por parte del ser humano, señala un comunicado de la Sociedad Geológica de Estados Unidos.
Según los investigadores, el paisaje en aquel entonces no estaba dominado por los árboles, sino por los antiguos hongos prototaxites, que podían crecer hasta nueve metros de altura.
“Tan pronto como hay combustible, al menos en forma de macrofósiles de plantas, hay incendios forestales prácticamente al instante”, explicó el paleobotánico Ian Glasspool, autor principal del estudio publicado la semana pasada en la revista Geology. Además, detalló que, para producirse, los incendios forestales necesitan combustible (plantas), una fuente de ignición (en este caso, la caída de un rayo) y un suficiente porcentaje de oxígeno.
Basándose en el análisis del carbón vegetal, los científicos llegaron a la conclusión de que el oxígeno atmosférico durante el período Silúrico alcanzó niveles equivalentes, o posiblemente superiores, a los del presente (21%).
El oxígeno se habría elevado a niveles cercanos a los actuales por el aumento de la fotosíntesis de la vida vegetal terrestre que afectaba al ciclo de este elemento químico. Así, los incendios forestales probablemente fueron un fenómeno global significativo, desempeñando un papel importante en el movimiento de los sedimentos, así como del ciclo del carbono y el fósforo, concluyeron los expertos.