El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, conmemoró este domingo, Día Internacional de las Víctimas de la Tortura, con una condena a una práctica “absolutamente prohibida” que consiste por encima de todo en la “negación de la dignidad inherente al ser humano”.
Guterres lamentó que “la tortura persista en todas las regiones del mundo” y que “las preocupaciones sobre la protección de la seguridad nacional y las fronteras se utilizan cada vez más para permitir la tortura y otras formas de trato cruel, degradante e inhumano”.
“Sus consecuencias generalizadas a menudo van más allá del acto aislado sobre un individuo, y puede transmitirse de generación en generación y dar lugar a ciclos de violencia”, añadió el secretario general.
Este día fue elegido por el aniversario de la entrada en vigor, en 1987, de la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, uno de los instrumentos clave en la lucha contra la tortura. Hoy, la Convención ha sido ratificada por 162 países.
Naciones Unidas, recuerda Guterres, condena los actos de tortura “como uno de los actos más viles perpetrados por seres humanos sobre sus semejantes”, cuya práctica sistemática o generalizada de la tortura “constituye un crimen de lesa humanidad”.