La COVID-19 visitó varias veces a Erica Mancini. En marzo del 2020. En diciembre del año pasado. Y nuevamente en mayo.
“Me frustra saber que tal vez me siga contagiando el resto de mi vida”, declaró esta cantante de 31 años, quien está vacunada incluso con refuerzos. “No quiero enfermarme todos los meses, o cada dos meses”.
Los expertos dicen que la repetición de contagios es cada vez más posible a medida que la pandemia se prolonga y el virus evoluciona. Algunas personas van a contagiarse más de dos veces y ello podría hacerlas correr más peligros, según las últimas investigaciones.
No hay datos acerca de cuántas personas se han contagiado más de dos veces y algunas cifras que se manejan (en el estado de Nueva York, por ejemplo, hubo 5.8 millones de contagios durante la pandemia y unos 277 mil casos en los que una persona se contagió por segunda vez), pero se especula que esas cifras son inferiores a las reales ya que la gente no comunica los resultados cuando se hace pruebas en su casa.
Varias figuras públicas que estaban vacunadas se han contagiado por segunda vez en tiempos recientes, incluido el Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau.
“Hasta hace poco, era algo inusual, pero hoy en día es bastante común” contagiarse dos, tres o incluso cuatro veces, de acuerdo con el doctor Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute. “Si no producimos mejores defensas, esto se va a dar con mayor frecuencia”.
¿Por qué sucede esto? La inmunidad que genera una infección y la protección que ofrecen las vacunas se diluyen con el tiempo, según los expertos, y la gente vuelve a ser vulnerable.
Además, el virus evolucionó y se hizo más contagioso. El peligro de volver a infectarse fue siete veces mayor que con las variantes del ómicron que con la delta, según una investigación hecha en el Reino Unido.
Los científicos creen que las mutaciones del ómicron responsables de la mayoría de las infecciones de Estados Unidos burlan la inmunidad derivada de una infección previa y de las vacunas. Las autoridades sanitarias estadounidenses analizan la posibilidad de modificar las vacunas de refuerzo para adaptarse mejor a las nuevas variantes del virus.