El nombre de Juana Barraza ha vuelto a ser tendencia luego de que la llamada “Mataviejitas” reapareciera y, tras casi 20 años de haber sido aprehendida, diera su propia versión de los hechos, asegurando que ella es una “luchadora y no una asesina”.
El caso de Juana Barraza Samperio cimbró a la sociedad mexicana a mediados de la década de los 2000 debido a que los objetivos principales de la asesina serial eran las adultas mayores, lo que le valió su apodo de “La Mataviejitas”.
Aunque Barraza Samperio fue detenida en el año 2006, cuando Marcelo Ebrard era jefe de Gobierno, fue durante la administración de Andrés Manuel López Obrador cuando se desarrollaron la mayoría de sus crímenes.
La gestión de López Obrador en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, enfrentaba una creciente preocupación pública en cuanto a la seguridad y la ola de crímenes, incluidos los asesinatos cometidos por Juana Barraza, cuyo modus operandi quedó “blindado” tras la implementación histórica de un programa social que AMLO puso en marcha en ese entonces.
“La Ciudad de la Esperanza”
El programa Ciudad de la Esperanza fue una iniciativa de política social implementada en el D.F. por el entonces perredista entre 2000 y 2005. El programa tenía como objetivo prioritario la reducción de la pobreza y la desigualdad en la capital del país.
Se enfocaba principalmente en ofrecer apoyos económicos a grupos vulnerables, como los adultos mayores, personas con discapacidad y madres solteras. También incluía proyectos para mejorar la infraestructura urbana y fomentar la educación y la salud en áreas marginadas. Era parte de una serie de programas sociales conocidos colectivamente como el “Proyecto alternativo de nación”.
Los apoyos de este programa se entregaban a través de unas tarjetas conocidas como “Ayuda a Adultos Mayores”. Estas permitían a los beneficiarios recibir una pensión mensual, aproximadamente 600 pesos, para contribuir a su sustento económico.
Sin embargo, detrás de este programa innovador e importante, en el que alrededor de 352 mil adultos mayores estaban inscritos, hubo una oportunidad para Juana Barraza de “blindar” su modo de operar.
Modus operandi
“Una de sus estratagemas era hacerse pasar por una persona que estaba apoyando desde el programa de política pública, desde el programa social, a las personas de la tercera edad”, señaló Renato Sales Heredia en el documental La Dama del Silencio: El caso de la Mataviejitas, estrenado en la plataforma de Netflix en el 2023.
Bernardo Bátiz, quien fungió como Procurador de Justicia del D.F. en el gobierno de AMLO, también confiesa en el documental que “era un programa innovador, importante, que entonces si llegaba una persona haciéndose pasar por alguien que está apoyando para obtener esta tarjeta para lograr ese apoyo pues iba a ser bien recibido”.
Y es que el modus operandi de Juana Barraza consistía en ganar la confianza de mujeres ancianas, muchas veces haciéndose pasar por una trabajadora social o una empleada del gobierno, llegando a vestir como una enfermera.
Su apariencia le ayudaba a proyectar una imagen de confiabilidad y así facilitaba su entrada a los hogares de las mujeres que elegía como blanco. Su capacidad de cambiar su imagen y asumir diferentes identidades fue un factor que le permitió evadir durante un tiempo la detección por parte de las autoridades.
Una vez que ganaba el acceso a los domicilios de sus víctimas ella las atacaba y las estrangulaba; en algunos casos usaba objetos como medias o estolas para cometer los asesinatos. También robaba objetos de valor de las viviendas de las víctimas después de cometer los crímenes, algunos de ellos que llevaba consigo en su bolsa cuando fue detenida.
En su momento fue ampliamente criticado que incluso el gobierno capitalino buscara al culpable entre prostitutas y travestis, pues la policía suponía que la persona detrás de los asesinatos era un hombre que se vestía de mujer debido a su complexión corpulenta que describían testigos.
La búsqueda para dar con el asesino llegó a ser muy complicada debido a las evidencias tan contradictorias, al grado que en cierto punto las autoridades consideraron que en realidad eran dos las personas involucradas en los crímenes.
El primer asesinato atribuido a Juana Barraza fue cometido a finales de los años noventa, entre 1997 y 1998. Fue detenida el 25 de enero de 2006 cuando intentaba huir de la casa de su última víctima, Ana María de los Reyes. Se constató que “La Mataviejitas” asesinó a 46 adultas mayores y cometió 12 robos, delitos por los cuales cumple una condena de 759 años en prisión.