Medios árabes como la cadena de televisión privada catarí Al Jazeera difundieron imágenes de grandes concentraciones de gente en la Plaza de los Omeyas, en el centro de Damasco, y de ciudadanos inmortalizando con sus móviles el clima de júbilo en la capital siria tras la caída de Al Asad.
Estas celebraciones se produjeron en paralelo a tantas otras en la inmensa mayoría de las provincias del país, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que apuntó que miles de personas salieron a las calles de Tartús, Latakia, Baniyas, Homs, Alepo, Idlib, Deir al Zur y Al Hasakah.
Los festejos también se extendieron a “pueblos habitados en su mayoría por ciudadanos de la comunidad alauí”, la minoría religiosa a la que pertenece Al Asad, tras “la caída del régimen” de la familia del mandatario, en el poder en Siria desde hace casi 54 años.
En Tartús y Latakia, “miles de personas salieron a las calles para expresar su alegría y destruyeron las estatuas de Hafez al Asad“, el padre del mandatario fallecido en el año 2000.
El Observatorio apuntó que tras el derrocamiento de Al Asad los rebeldes abrieron las puertas de “cárceles y centros de detención“, como la infame prisión de Saydnaya a unos 30 kilómetros al norte de Damasco y otras en Adra y Homs, de donde “fueron liberados miles de presos”.
Esto se produce pese a que la coalición rebelde islamista liderada por el Organismo de Liberación del Levante, que tomó el control de Damasco, anunció un toque de queda en la capital siria de trece horas.
“El Mando de Operaciones Militares anuncia el toque de queda en la ciudad de Damasco a partir de las 4 de la tarde y hasta las 5 de la madrugada”, según un escueto comunicado de los rebeldes.
Se trata de una de las primera medidas tomadas por los rebeldes en la capital, después de que pidieran respeto por la propiedad pública y privada, así como no disparar.
Los insurgentes declararon Damasco “libre” del presidente Bachar al Asad tras doce días de ofensiva iniciada por una coalición liderada por el Organismo de Liberación del Levante junto a otras facciones respaldadas por Turquía para derrocar al Gobierno sirio.