SENTENCIAN A 34 AÑOS DE PRISION AL PADRE ARISTEO BACA

Una Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia confirmó la sentencia de 34 años cinco meses en contra del sacerdote Aristeo Baca Baca, culpable de los delitos de violación agravada y abuso sexual agravado en contra de una menor de edad, informó la fiscal Wendy Chávez.

La resolución contra el que fue párroco en la iglesia Santa María de la Montaña se obtuvo este día, al concluir el análisis del fallo del tribunal de enjuiciamiento integrado por los jueces Carlos Rodríguez García, Florina Coronado Burciaga y Arnulfo Arellanes Hernández, el 22 de febrero de 2021, en una segunda instancia.

Sin embargo, el acusado permanecerá en prisión preventiva domiciliaria hasta ahora por supuestos motivos de salud y ahora deberá cumplir con la reparación del daño a la víctima, se dio a conocer.

Como se informó, luego de 15 días de juicio oral, el tribunal determinó que el cura era culpable del delito de violación agravada que se cometió en dos ocasiones, a fines de diciembre de 2015 y el 28 de enero de 2018, y el abuso sexual agravado ocurrió en septiembre de 2016, todos ellos en la casa parroquial.

La víctima participaba como monaguilla en la parroquia del padre Aristeo, ubicada en la colonia Santa María, y sus padres eran los tesoreros de la misma, además de que eran parte de la sacristía, trascendió en el juicio.

La agente del Ministerio Público, Consuelo Iveth Arredondo Serna, durante sus alegatos de clausura retomó la narración de la víctima, quien dijo que los agravios iniciaron a fines de 2015, cuando el cura la sentó en sus piernas y le introdujo los dedos.

Otro de los eventos mencionados ocurrió en septiembre del 2016, cuando le hizo tocamientos mientras veían una película en la casa parroquial.

El último ataque mencionado fue en enero de 2018, antes de la misa dominical de las 8:00 de la mañana, cuando la víctima narró que nuevamente le introdujo los dedos, además de que dos veces la llevó por un helado junto con los niños de la casa hogar y después de ahí la llevaba a la casa parroquial.

En aquella ocasión el abogado del sacerdote destacó que la versión de la menor no era creíble y que sus padres la hicieron declarar una vez que se les quitó su responsabilidad como tesoreros ante la sospecha de que había faltantes en el dinero.

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