Un grupo de investigadores de instituciones científicas de Ecuador y Estados Unidos detectó, cerca de la Isla de la Plata, situada en la provincia ecuatoriana de Manabí, una población numerosa de mantarrayas oceánicas (‘Mobula birostris’), que se estima es 10 veces más grande que cualquier otra subpoblación de la misma especie, informó la Universidad Estatal de Oregón.
“Está claro que algo diferente está sucediendo aquí”, aseguró el profesor Joshua Stewart, quien indicó que se tienen estimaciones de que en “otras regiones” existen “poblaciones de 1.000 a 2.000 animales, lo que hace que esta especie sea muy vulnerable”.
De acuerdo con los autores del estudio, publicado en la revista Marine Ecology Progress Series, las ‘Mobulas birostris’ son las especies de rayas más grandes del mundo, ya que pueden llegar a medir hasta más de 6 metros de largo. Asimismo, se tiene documentado que pasan la mayor parte de su tiempo en lugares de difícil acceso en alta mar, además de que sus patrones de movimiento son impredecibles, representando una gran dificultad al momento de querer estudiarlas y monitorearlas.
Sin embargo, desde finales de la década de 1990, los especialistas han identificado un determinado grupo de mantarrayas oceánicas que suelen aparecer de forma estacional alrededor de la Isla de la Plata, lo que les permite estudiarlas y localizarlas con facilidad. “En esta área, hemos estimado que la población es de más de 22.000 mantas, lo cual no tiene precedentes”, precisó Stewart.
Para determinar esta cantidad, se utilizó una gran cantidad de datos recopilados entre los años 2005 y 2018, que incluían observaciones hechas por investigadores, así como fotografías aportadas por buzos recreativos. Debido a que cada mantarraya tiene un patrón único de manchas en su vientre, similar a una huella dactilar humana, se logró identificar alrededor de 2.800 de estos ejemplares de manera individual en más de 3.300 imágenes. Tras analizar esta información, se pudo calcular que su población total ascendía a más de 22.000.
Los científicos sugieren que el suministro abundante de alimentos en la región podría ser una de las razones de que el tamaño de este grupo de mantarrayas haya crecido en esta zona. Esto se debe a un proceso conocido como ‘afloramiento’, que consiste en que el agua fría y rica en nutrientes del océano Pacífico, que se eleva desde las profundidades, proporciona una fuente constante de recursos alimenticios.
“Parece que esta productiva región de afloramiento es capaz de sustentar grandes poblaciones, incluso de animales muy grandes”, aseveró Stewart. No obstante, explicó que esta situación podría ser “una advertencia”, puesto que “las mantarrayas parecen ser sensibles a las perturbaciones ambientales, como los cambios en la temperatura del océano y la disponibilidad de alimentos”, por lo que existía la posibilidad de “que se vean afectadas por un clima más cálido”.
Por último, el investigador reiteró que se necesita realizar un seguimiento continuo de esta población, con el propósito de conocer cómo la actividad humana y el cambio climático repercuten en la obtención de sus alimentos, así como en su salud.