El sismo de 5.3 grados en la escala de Richter que se sintió en Juárez el pasado miércoles fue provocado por actividades de ‘fracking’ en suelo texano y podría ser que se repitan con frecuencia los movimientos telúricos, advirtió el geólogo de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), Óscar Dena.
Señaló que esta problemática se suma a la Falla del Río Bravo (Rio Bravo Rift), de la que forma parte la frontera junto con El Paso, que también se ha reactivado después de décadas de relativa calma.
El temblor que registró la frontera el pasado 16 de noviembre ocurrió a las 15:32 horas con epicentro en el sur de Texas, 224 kilómetros al este de Ciudad Juárez, con una profundidad de 10 kilómetros, detalló el Servicio Sismológico Nacional.
Tras el evento, autoridades de Protección Civil municipal y estatal evacuaron algunos edificios, sobre todo en la zona céntrica de la localidad, sin que se reportaran daños en estructuras o personas lesionadas.
Con base en la localización y los estudios realizados en suelo estadounidense, abundó Dena, se puede establecer que hay una reactivación de estructuras tectónicas en la Cuenca Pérmica de Texas.
Apuntó que algunos investigadores afirman que esta reactivación es inducida por actividad humana, que puede ser consecuencia de la fractura hidráulica o ‘fracking’, una técnica que permite extraer gas de esquisto, un tipo de hidrocarburo no convencional que se encuentra atrapado en capas de roca, a gran profundidad.
Del lado mexicano no se tienen todos los elementos de juicio, dijo el geólogo, pero sí llama la atención que ya hay mucha actividad y sí presenta un alineamiento de eventos sísmicos en una estructura tectónica reminiscente en la zona de Odessa, Texas, cerca de la “Plataforma del diablo”.
Y esta falla que se asume que es por inducciones fluidas en ‘fracking’, “ocasiona la actividad que acá sentimos de manera notable, ya que Juárez y El Paso están sobre rellenos sedimentarios de espesores muy potentes, pero al final de cuentas una realidad de la naturaleza”, dijo Dena.
Sin embargo, fue enfático en señalar que esta realidad no sustituye a otra, dado que Juárez se encuentra ubicada en una provincia tectónica activa, lo que significa que tiene sismicidad natural de manera importante.
“De hecho se espera un terremoto de hasta siete grados, que sería consecuencia de la Montaña Franklin, una realidad de la que no podemos sustraernos”, advirtió, y enfatizó que el peligro sísmico en la zona es latente por causas propias y orgánicas.
Ante esto, señaló que es necesario la incorporación de planes de contingencia, desde una escala doméstica hasta estudiar el fenómeno más a detalle.
Dijo que la ciudad necesita tener un sismógrafo y atender las normas de diseño sismorresistente, así como considerar las aceleraciones espectrales “porque sí vivimos una realidad sísmica, no tan potente o intensa, pero por la falta de cultura sismológica y de estructuras sismorresistentes en la región podría haber consecuencias graves en la población”.