EL FENÓMENO MESSI
Ganada a ‘sangre y fuego’ la más brillante de todas las últimas batallas en los archivos de la Copa del Mundo a costa de Francia, en una épica, memorable y frenética final que nos llevó a toda velocidad por una montaña rusa de emociones, consagrado a toda ley, el argentino Lionel Messi subió este domingo al Monte Olimpo, sitio al que sólo los ‘fuera de serie’ y los fenómenos como él, acceden.
Dueño de un singular talento destinado a los ‘garbanzos de a libra’, de una magia especial en los pies, de una sensibilidad y visión de juego que únicamente los jugadores que ‘rompen el molde’ tienen, Messi guió a Argentina a la conquista del cetro mundial, el único blasón que le faltaba en su de por sí fulgurante carrera e increíble palmarés.
Alcanzada la tercera estrella para Argentina en el escenario futbolístico mundial, los logros de Messi en el rectángulo verde adquirieron una dimensión no reconocida en el pasado.
Con la gloria en su pecho y el corazón inflamado de honor, Messi se une a los más grandes jugadores de la historia como ‘Pelé’, Di Stéfano, Johan Cruyff y Diego Armando Maradona, donde junto a ellos ‘come aparte’ del resto de los futbolistas terrenales.
Tal Quijote de la Mancha en busca de su Dulcinea, Messi soportó los fuertes vientos, capoteó los tiempos de tormenta y, al frente de valientes escuderos como Julián Álvarez, De Paul, Mac Allister, Di María, Enzo Fernández, Dybala y Emiliano Martínez, terminó por alzar la copa en su quinto mundial.
Por años, el astro argentino cargó y soportó injustamente -como si jugara solo y se tratara de un deporte individual- sobre sus hombros, el peso y la responsabilidad de la no consecución de un título del orbe para Argentina.
En especial, después de la derrota ante Alemania en la final de ‘Brasil 2014’, revés que lo convirtió en blanco fácil de críticas y cuestionamientos, tanto de aficionados como de la prensa de su país.
Al mismo tiempo, las comparaciones con Maradona resultaban tan odiosas como infaltables.
Abatido por fallar un penal contra Chile (en la final de la Copa América Centenario 2016) y cansado de no ganar nada con Argentina en cuatro finales (Copas América 2007, 2015 y 2016 y ‘Mundial 2014’), Messi anunció su retiro de la selección de su país.
‘La Pulga’ recapacitó y como los grandes suelen hacerlo volvió a la ‘Scaloneta’, al equipo dirigido por el timonel Lionel Scaloni, tremenda y duramente cuestionado por su nominación -y durante su gestión- al frente del seleccionado argentino.
El camino hacia la cúspide tuvo una escala por demás importante el año anterior, en Brasil, sede de la Copa América 2021.
Justo en la casa del odiado rival deportivo y a costa de la propia escuadra ‘verde amarella’, los ches lograron la corona después de 28 años, un título que Messi disfrutó y saboreó al máximo con una dedicatoria especial hacia él de parte de sus coequiperos.
Sin compañeros de gran renombre como Javier Mascherano, Sergio Agüero, Carlos Tévez, Gonzalo Higuaín, entre otros, con los que compartió cancha en las pasadas Copas del Mundo, Argentina comenzó a hilvanar éxitos.
De manera callada llegó a Qatar con 36 partidos consecutivos sin perder.
La racha terminó en su primer juego en la justa mundialista en el que perdió ante Emiratos Árabes, 2-1.
Y fue ahí, en el momento justo donde surgió el liderazgo y la batuta de Messi, quien en la oscuridad de la incertidumbre, con gran temple sacó la cara y dijo presente.
Poseedor de la onza que hace la diferencia, Messi marcó el 1-0 contra México, abrió el camino de la victoria, devolvió la confianza a sus compañeros y le regresó el alma al cuerpo al cuadro albiceleste.
Con su trallazo, aclaró el panorama cuando las sombras de una apocalíptica y pronta eliminación caían sobre el conjunto sudamericano.
Messi también acalló las voces de aquellos que lo tildaron de ‘pecho frío’ cuando sacó el carácter, encaró a Édgar Davids, auxiliar del técnico Louis Van Gaal luego que el once sudamericano eliminó a la escuadra neerlandesa y avanzó a semifinales en un duelo de ánimos muy caldeados.
Maduro futbolística y personalmente, ‘Leo’ mostró una gran sapiencia en la cancha.
A sus 35 años, ya no fue el jugador por el que pasaban todos los balones de su equipo, ya no.
Al contrario, muchas veces sólo caminó en el terreno de juego, a la espera, tal cazador furtivo, del instante preciso para tomar la pelota, eludir al rival, entregar una asistencia para gol o simplemente para mecer las redes rivales con su zurda privilegiada.
Si bien, en la final, perdió un balón importante en media cancha que a la postre representó el 2-2 francés, se repuso de gran manera a la reacción gala y en tiempo extra puso el 3-2 que parecía definitivo.
Antes, en tiempo regular, marcó el 1-0 argentino desde los 11 pasos y antes de la prórroga puso a prueba al arquero francés Lloris con potente disparo y, en la instancia definitiva acertó desde el manchón penal en el Estadio Lusail, un auténtico campo de sueños para los argentinos.
Autor de un gol en cada una de las fases de ‘Qatar 2022’, Messi enseñó una frialdad de miedo a la hora de cobrar penales y con su ejemplo fue el baluarte que encaminó a Argentina a la cima.
Con el éxito, el 10 sudamericano no sólo levantó la copa, ganó la distinción de Mejor Jugador de la justa y conquistó al mundo entero.
Encumbradas figuras del ayer y del hoy como Gabriela Sabatini, ‘Pelé’, LeBron James, Roger Federer, Sergio Pérez, Neymar, Gary Lineker, Andy Murray, cayeron rendidos ante el prodigioso futbol de un atleta fenómeno llamado Lionel Messi.