Las prohibiciones al aborto que se establecieron en algunos estados en caso de que se anulara el fallo Roe vs. Wade entraron en vigor de manera automática el viernes, mientras que las clínicas en estados como Alabama, Texas y Virginia Occidental dejaron de realizar abortos por temor a ser procesadas judicialmente, haciendo que las pacientes se fueran de sus instalaciones entre lágrimas.
“Algunas pacientes se derrumbaron y no podían hablar entre sus sollozos”, dijo Katie Quinonez, directora ejecutiva de la única clínica donde se practica el aborto en Virginia Occidental, cuyo personal se dedicó a llamar a decenas de pacientes para cancelar sus citas.
“Algunas pacientes estaban atónitas y no sabían qué decir. Otras no entendían lo que ocurría”.
Estados Unidos se vio convulsionado por la ira, la alegría, el miedo y la confusión después de que la Corte Suprema revocara el fallo Roe vs. Wade.
La división en Estados Unidos sobre el derecho a la interrupción del embarazo se hizo patente: los partidarios del derecho al aborto lo calificaron como un día oscuro en la historia, mientras que los enemigos del aborto acogieron el fallo como la respuesta a sus plegarias.
Al eliminar el derecho constitucional al aborto vigente desde hace medio siglo, la Corte Suprema deja en manos de los estados la resolución de este asunto de gran carga política, de los cuales cerca de la mitad podrían prohibir el procedimiento.
La reacción en todo el país siguió las lógicas políticas predecibles.
La Gobernadora demócrata de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, un estado en el que el aborto está disponible con pocas restricciones, calificó el fallo de “guerra contra las mujeres” y se comprometió a ser un “muro de ladrillos” para preservar el derecho.
El Gobernador republicano de Virginia, Glenn Youngkin, prometió buscar la prohibición de los abortos después de las 15 semanas de gestación.
El Gobernador de Florida, Ron DeSantis, un republicano conservador considerado con mucha frecuencia como posible candidato a la presidencia en 2024, tuiteó: “La Corte Suprema ha respondido a las oraciones de millones y millones de estadounidenses”.
El tema sin duda avivará la temporada electoral que se avecina.
Ambos bandos pretenden utilizar el tema para arengar a sus partidarios y exhortarlos a votar.
“Este país se tambalea hacia la derecha, quitando derechos. Los votantes van a tener que intervenir”, afirmó el representante demócrata Jim Clyburn, de Carolina del Sur. “Nos dirigimos a una autocracia, con las mujeres supeditadas a los deseos de los hombres”.
Algunos estados, como Luisiana, Arkansas y Missouri, contaban con leyes de activación automática, que entraron en vigor en cuanto Roe vs. Wade dejó de aplicarse.
En Alabama, las tres clínicas de aborto del estado dejaron de realizar el procedimiento por temor a que los proveedores fueran ahora procesados por una ley que data de 1951.
El viernes por la mañana, en el Centro de Mujeres de Alabama para Alternativas Reproductivas de Huntsville, el personal tuvo que comunicar a las mujeres que estaban en la sala de espera que no podían realizar más abortos ese día. Algunas habían venido desde lugares tan lejanos como Texas para pedir cita.
“Muchas de ellas se echaron a llorar. ¿Te imaginas que hubieras conducido 12 horas para recibir esta atención en este estado y no pudieras hacerlo?”, dijo el propietario de la clínica, Dalton Johnson.
Las pacientes recibieron una lista de lugares fuera del estado que todavía practican abortos.
En Texas, los proveedores no sabían qué ley debían seguir: una prohibición de 1925, una ley de 2021 que limita los abortos a las primeras seis semanas de embarazo, o una ley de activación automática que prohíbe el procedimiento tajantemente, pero que no entrará en vigor hasta dentro de un mes o más.
La confusión hizo que suspendieran los abortos en lo que hacen consultas jurídicas.