UN REGALO DE CALOR Y ESPERANZA PARA SOL Y OTRAS FAMILIAS MIGRANTES

La UACJ dona chamarras y juguetes a comedor para familias en situación de movilidad

Este día, una comitiva de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), liderada por la Dirección General de Vinculación, Intercambio y Responsabilidad Social, a través de la Subdirección de Responsabilidad Social, visitó la Casa San Columbano Catedral para obsequiar chamarras, calzado y juguetes a personas en situación de movilidad, un gesto que iluminó los rostros de quienes enfrentan una de las pruebas más difíciles de sus vidas.

Fueron alrededor de 160 personas las beneficiadas, entre ellas 60 niños y niñas que asisten a este espacio, creado para brindar apoyo y refugio a quienes atraviesan México en busca de un mejor futuro en el vecino país. 

La donación, resultado de la colaboración entre maestros, alumnos, personal administrativo y directivos de la UACJ, no solo llevó abrigo físico, sino también un cálido mensaje de solidaridad.

La Casa San Columbano Catedral, también conocida como el Comedor Catedral, gestionada por la Sociedad Misionera de San Columbano, ha sido un pilar para las familias migrantes. El maestro Arturo Herrera Robles, al frente de la Subdirección de Responsabilidad Social, destacó que la UACJ tiene seis años apoyando actividades en este comedor, a través de estudiantes que realizan su servicio social desde un enfoque profundamente humano.

“Nuestros estudiantes aportan su tiempo y esfuerzo porque entendemos que quienes tienen la oportunidad de estudiar también tienen una responsabilidad social. Con las fechas navideñas próximas, decidimos hacer algo especial: llevamos pastel, chocolate y hasta una narración de cuentos para los niños y cerramos el día con la entrega de chamarras y juguetes que provocaron sonrisas genuinas”, expresó Herrera.

Entre las personas beneficiadas se encontraba Sol, una mujer venezolana que junto a su esposo y tres hijos pequeños ha recorrido un camino lleno de desafíos desde Maracaibo. Su travesía comenzó en marzo y estuvo marcada por jornadas en la Selva del Darién, peligros en el tren conocido como “La Bestia”, y días sin comer ni dormir bajo techo.

“La necesidad nos empujó a salir de Venezuela. Allí no hay trabajo, la comida es inalcanzable y nuestros hijos merecen un futuro mejor. Aquí, en Juárez, hemos recibido ayuda, pero seguimos luchando. Mi esposo trabaja en el departamento de limpieza de una escuela y rentamos un pequeño cuarto compartido. La Navidad será sencilla, como podamos, pero juntos”, relató Sol.

El equipo de la Dirección General de Vinculación, Intercambio y Responsabilidad Social, actualmente encabezada por la maestra Kathya Sánchez Pérez, mediante la Subdirección de Responsabilidad Social, no solo entregó donativos; también escuchó historias como la de Sol, historias de resistencia y esperanza que iluminan la importancia de tender puentes de solidaridad.

Al final, lo que quedó fue un instante de alivio, una sonrisa en los rostros de quienes, a pesar de las adversidades, siguen soñando con un mejor mañana. Porque, como lo recuerda la UACJ, la responsabilidad social no es solo una obligación institucional: es un acto de humanidad que todos podemos compartir.

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